Con lucha y movilización popular: A frenar las alzas y denunciar las migajas del gobierno

Abril
09
2022

La contingencia refuerza cada día esta certeza. La inflación ya tiene el mayor incremento mensual en 30 años, situado principalmente en los alimentos, golpeando de lleno (una vez más) el bolsillo de los pobladores. Como contracara los empresarios se benefician de este escenario, porque precisamente son los que suben los precios para resguardas sus ganancias o incluso aumentarlas.

¿y el gobierno? Rápidamente quedó rezagado, su insignificante paquete de medidas ni siquiera le hacen cosquillas a las desenfrenadas alzas, y menos logrará parar la recesión en curso. La única salida posible es la que con decisión y protagonismo defina el pueblo.

EL PLAN CHILE APOYA: MÁS MIGAJAS PARA LOS POBLADORES

Con 21 medidas y un costo que a penas iguala lo desembolsado por el acotado IFE Universal del gobierno de Piñera (criticado en su momento por el actual oficialismo como mezquino), Boric lanzó el día jueves pasado, con bombos y platillos, su plan “Chile Apoya”.

Como en casi todas sus intervenciones, el nuevo presidente, fiel a su moderación, plantea sin mayor complicación que los cambios no se logran de la noche a la mañana, y como guinda de la torta nos llama a todos a ser responsables. Se pone el parche antes de la herida porque sabe muy bien que su plan es una respuesta miserable ante el peso económico que ha cargado el pueblo durante los últimos años.

Para contener los aumentos en combustible y transporte, que ya son inabordables para las familias pobladoras, la meta es congelarlos, nunca controlar y obligar a bajar precios. Las soluciones no escapan de la receta infalible de este sistema: subsidiar a los empresarios y aumentar la competencia en el mercado, es decir más dinero para los de siempre.

La misma receta se aplica para sortear la cesantía. Aumento de subsidios al empresario por medio del IFE Laboral, los que aprovecharán este oferton para mantener salarios bajos y condiciones de trabajo miserables, descansando en que el propio Estado será quien financiará parte de estos nuevos sueldos. A pesar de esto el ministro de hacienda promete 500 mil empleos, haciéndonos recordar los ofertones de Piñera, pero sin decirnos cuantos empleos a su vez se perderán en este mismo período por el estancamiento de la inversión.

La guinda de la torta fue la propuesta de aumento en el salario mínimo. A pesar de que desde el primer día la flamante promesa de un sueldo mínimo de $500.000 (que sigue siendo insuficiente), se moderó, quedando relegada a cumplirse recién al fin de gobierno, esta vez se habla de un aumento de $400.000 en un primer año, pero en 2 cuotas, con el fin de darle tranquilidad a los empresarios, a los que además se les prometió subsidios para afrontar esta presión salarial.

Pero lo que no se nos dice es que este aumento de 14% (de 350.000 a 400.000) se hará agua y se irá directo a cubrir los aumentos de precios, dejando nuestros salarios igual o peores que antes.

Este plan que podemos catalogar como un voladero de luces, como un par de aspirinas, busca evitar un mayor descontento y salir al paso de un gobierno que no sólo muestra incompetencia para administrar, sino que en sus primeras medidas y acciones ha dejado claro sus intereses y propósitos: generar tranquilidad y estabilidad a las grandes fortunas del país, lo que es lo opuesto a dar garantías de mejora y soluciones justas a las urgentes necesidades de los pobladores.

ALZAS E INFLACIÓN OTRO ATAQUE CONTRA EL POBLADOR

Por otro lado, el flamante ministro de hacienda y funcionario obediente de los grandes empresarios (que al final es para quien trabaja), se ha convertido en un defensor de la lucha contra la inflación, ocultando en su discurso que al final son los pobres quienes están pagando las consecuencias de un sistema que es incapaz de responder a las necesidades sociales en tiempos normales y menos en tiempos de crisis.

Más allá del enredoso lenguaje técnico, en términos simples la inflación o aumento generalizado de los precios, es el mecanismo con el que los dueños de las riquezas buscan suavizar la caída de sus ganancias. La pandemia reforzó la precariedad de nuestra economía (que sólo crece para las grandes fortunas) y provocó que aumentaran precios de materias primas y la energía. Para amortiguar esas pérdidas y seguir obteniendo ganancias, los empresarios con el beneplácito de la clase política, respondieron con más explotación (menores sueldos, peores empleos) y con el traspaso de sus costos a los precios de productos y servicios, principalmente, a los que son consumidos por el pueblo: los alimentos.

Los  especialistas y los políticos de turno tienen razón cuando dicen que la inflación afecta a los más pobres, pero ocultan convenientemente que esto ocurre porque los empresarios siempre (repetimos, siempre) intentarán perder lo menos posible, para lo cual recurren a la subida de los precios y por tanto a una mayor inflación.

Hasta el momento las medidas planteadas pasan por un aumento de los subsidios del Estado al empresariado, para amortiguar la subida de precios en el transporte y el gas, regalando dinero público a los que más tienen con el fin de que estos mantengan sus ganancias. Por otro lado, ante el abandono del Estado y la incompetencia de gobernantes y parlamentarios para legislar soluciones reales y efectivas, surgen nuevamente las solicitudes de usar los recursos y pensiones de los propios trabajadores para resolver la crisis, abriendo una vez más la temporada de populismo y demagogia, aunque esta vez mostrando la hipocresía de los que hasta ayer clamaban por los retiros y hoy piden responsabilidad fiscal.

Nada se habla de controlar los precios que sería la solución lógica para evitar que estos aumenten sin parar, obligando a que sean los empresarios quienes se aprieten el cinturón. Ni tampoco de realizar un real aumento de los sueldos, para que estos recuperen todo el poder adquisitivo perdido en los últimos años, que se igualen al real costo de la vida del pueblo, y que además aumenten en función de como suben los precios mes a mes, evitando que los salarios pierdan valor con el aumento de la inflación.

Pero los empresarios y el gobierno se oponen  a utilizar estos mecanismos, porque más allá de sus discursos, su objetivo es hacer crecer las ganancias empresariales y evitar cualquier contratiempo para que esto lo logren a costa de las condiciones de vida del pueblo.

¿Y CÓMO DEBEMOS RESPONDER LOS POBLADORES ANTE ESTA SITUACIÓN?

La Fuerza Pobladora hace un llamado a todos los pobladores y al pueblo en general, a iniciar un camino propio, que ponga su confianza en sus propias capacidades, y que en base a estas impulse un plan de lucha como única garantía para frenar el aumento imparable de alzas, así como el empobrecimiento creciente de nuestras vidas.

Ninguna confianza en el gobierno. Boric y el Frente Amplio, a pesar de que recién han iniciado su mandato han demostrado con creces que no son más que la continuidad de los últimos 30 años. No son ni serán el camino para resolver las urgentes demandas de los pobladores, ni menos para concretar la esperanza de una vida mejor.

Ante el ataque que estamos sufriendo, recuperemos y multipliquemos nuestra organización como pobladores. El primer paso es la unión con nuestros vecinos, es constituir nuestros propios espacios, independientes del poder institucional y cuyo fin es servir a los propios pobladores. Esta organización, que es nuestra, debe ir tomando en sus manos cada vez más la resolución de los problemas de nuestra vida, constituyéndose en organización permanente, construyendo nuestro propio poder. Sólo así seremos una real fuerza que impida que los de arriba, los que tienen el poder y las riquezas, continúen con su festival de injusticias y desigualdades.

Desenmascaremos a los falsos amigos del pueblo y denunciemos sus engaños. Nos dicen que son nuevos políticos, con ropaje ciudadano y discurso amigable, pero buscan con sus discursos y simbolismos adormecer al pueblo. Respondamos con voz propia, enfrentando las ideas de los poderosos con las ideas del propio pueblo; denunciemos, en cada población, en cada cuadra, en cada pasaje, los verdaderos intereses de los actuales gobernantes, que desde un inicio tomaron posición a favor de los ricos y en contra del pueblo.

Movilicémonos, esta es la única forma de hacernos más fuertes. Las alzas no pararán y las soluciones prometidas por el gobierno se desvanecen con mayor rapidez que el aumento de la inflación, por tanto las soluciones debemos arrancarlas en la calle, con lucha y protesta, ya que el lenguaje de la movilización popular es el único que entiende la clase política. No dejemos pasar ningún abuso, ni injusticia; no nos achiquemos, ni nos callemos; ya nos han pedido esperar durante décadas y sólo nos dan más pobreza, desigualdad e injusticia.

Transformemos el descontento en lucha digna y organizada, ese es el único camino posible.

FUERZA POBLADORA DE CHILE