Han pasado algunos días desde que un fuerte temporal azotó a una parte importante del país volando cables, techos y dejando al descubierto la precariedad del sistema eléctrico por el que debemos pagar sagradamente todos los meses.
Y no terminaban de volar los últimos techos cuando alcaldes y candidatos comenzaron a buscar y apuntar a los culpables, calculando cómo posicionarse mejor para los próximas elecciones con discursos oportunistas y propuestas de cartón para falsamente ponerse de nuestro lado y mandar mensajes a los empresarios de la luz como si los Municipios no tuvieran responsabilidad en esta pasada. ¿Cuánto de la tragedia se habría evitado si los programas municipales de corte y poda de árboles y mantención de alumbrado público funcionaran efectivamente?
Bajo ese contexto y tras largos días a oscuras la justa rabia de los pobladores se hizo presente en muchos rincones de Santiago, echando mano a lo que hubiera para armar barricadas que no solo sirvieron para iluminar entre la oscuridad si no que nos mostraron nuevamente el descontento latente y la rabia contenida que persiste en nuestras poblaciones ante las alzas, los bajos sueldos y el desempleo.
Que las poblaciones sean el lugar donde mayormente se expresa esta tragedia no es casualidad, ni el viento pega más duro en nuestro sector, ni los pobladores gozamos de peor suerte. No cabe duda de que lo que hay detrás de esta tragedia es un sistema económico que genera las condiciones ideales para que estas cosas sucedan y que la respuesta del Estado no está ni estará a la altura cuando lo que pesa más es el interés y la ganancia privada por sobre nuestras condiciones de vida.
Al igual que alcaldes y candidatos, el gobierno -que solo hace unas semanas inventaba subsidios para garantizar con plata de todos las ganancias a los empresarios de la luz- salía a criticar el modelo de concesión con la empresa ENEL amenazando con finalizarles el contrato, obviando que este mecanismo de relación donde el Estado entrega millonarios recursos para que las empresas privadas o fundaciones entreguen o vendan sus servicios es obra y gracia de los mismos partidos que hoy nos gobiernan y es la forma en que se han asegurado el negocio durante los últimos 30 años.
Por eso, más allá de que la luz vuelta a reponerse tenemos a la vuelta de la esquina las alzas que ya empiezan a aparecer en nuestras boletas y que continuarán tensionando nuestra situación económica. Ante este ese, es nuestro deber alzarnos: contra las alzas, las injusticias y todos aquellos que nos privan de vivir con la dignidad que nos merecemos.