En este momento –nos cuenta Fernanda-, en Valparaíso se está realizando una campaña por el problema del aseo, que siempre acá es un tema delicado. Para eso han desarrollado una campaña que se llama Yo soy Protagonista, en donde usan fotografías gigantes de trabajadores del aseo diciendo la frase de la campaña. En realidad no es protagonista de nada, pues no está haciendo nada por sí mismo, sino que simplemente es un poblador que está siendo utilizado por la Municipalidad para este tema”.
¿Ese no sería un tipo de protagonismo?
“Ese no es el protagonismo que nosotros construimos –continúa-. Para nosotros el protagonismo debe ser el de los cambios, de cambiar su realidad, de cambiar su población, de cambiar su vida. De lo que se trata es que el poblador decida lo que quiere para su vida, la Vida Digna que nosotros decimos”. “El otro día vinieron unas personas a hablarnos para el cambio de medidores, y nosotros pensamos que no nos pueden venir a imponer ese cambio, si no, que nosotros podamos decidir si queremos o no el cambio de medidores”.
Es un protagonismo activo y colectivo.
Los vecinos tienen que saber que sin ellos, no se puede hacer nada. Son ellos los que tienen que estar ahí para producir los cambios, para cambiar su realidad. Juntos y entre todos, con la Fuerza Pobladora trabajando para producir los cambios que se necesitan.
Ustedes hablan que el Protagonismo es para luchar por una Vida Digna, con justicia, sin temores, felices. Este Protagonismo popular, del pueblo como sujeto, ¿cómo se expresa concretamente?
Hay un ejemplo concreto que podemos contar y trata sobre los medidores de agua. Hace un tiempo se nos estaba cobrando, y nosotros no sabíamos que la cuentas se habían disparado. En la población existen 21 copropiedades y hay un medidor matriz por cada copropiedad y ese costo teníamos que pagarlo entre todos.
Cuando la vecina que se dio cuenta de esto, nos empezó a contar, nosotros tuvimos que empezar a informarnos, a conocer del asunto, pues no sabíamos que nosotros estábamos afectos a esa ley de copropiedad y que según ESVAL era el motivo por el alza del valor. Así nos dimos cuenta que las pérdidas de la empresa se estaban peleando con esta ley de copropiedad. Ahí nos fuimos a la empresa a reclamar, le hicimos algunas protestas. Luego fuimos a la municipalidad e hicimos todos los trámites que teníamos que hacer, fuimos hasta la Superintendencia de Servicios Sanitarios en Santiago. Empezamos a trabajar con los vecinos y darnos cuenta de la situación. Hicimos actividades de diverso tipo para esto, hasta una obra de teatro.
¿De qué año estamos hablando?
El 2005 más o menos – comenta Mónica-, me acuerdo que venía Bachelet y nos vinieron a invitar, nos ofrecieron buses, pero nosotros dijimos no, vamos por nuestra cuenta. Así que hicimos nuestros lienzos y fuimos, pero estaban los pacos y quedó la grande. Como estaba la prensa salimos en las noticias. Nosotros ahí cachamos que no se nos iba a resolver el problema. La Superintendencia iba a mandar a investigar las irregularidades cometidas por la empresa, pero en vez de entregar un informe, nos trajeron unos volantes para “enseñarnos a usar el agua” (se ríen).
¿Y qué hicieron a continuación? Nosotros hablamos y dijimos que habíamos hecho todos los trámites legales, habidos y por haber. En la Asamblea de vecinos, que era grande, alguien dijo “rompamos los medidores”, ya poh ¡rompámoslos! Dijimos todos, es lo único que nos queda por hacer y partimos y los rompimos. Al final los cambiaron como 2 o 3 veces y los rompimos todos. Después, mágicamente, apareció nuestro recibo sin el cobro.
Eso es una muestra concreta de protagonismo. Así es.